El hombre fue secuestrado de su casa en la madrugada del 28 de noviembre de 1949. Tras dos días si noticias de él su esposa presentó un recurso de hábeas corpus. El 16 de diciembre se descubrió un cuerpo enterrado cerca de Termas de Río Hondo. El cadáver fue identificado y, para dolor de la mujer, era su esposo. El muerto era Carlos Antonio Aguirre, un mozo afiliado a la Unión de Mozos, secuestrado por policías de la sección Orden Político y Social de la División Investigaciones de la policía de Tucumán, de acuerdo con la investigación que se realizó.
La esposa de Aguirre, Francisca Grau, presentó el hábeas corpus con el auspicio legal del futuro gobernador Celestino Gelsi ante el juez Marcelino Suñen el 30 de noviembre. La Unión de Mozos reclamó al ministro de Gobierno de entonces, Fernando Riera, que intervenga para que la Policía comience a investigar su paradero ya que negaban haberlo detenido. El letrado relató: “a las 4.20 penetraron en su casa, empleados de policía y procedieron a la detención de su esposo que en ese momento se encontraban en cama y que hasta ese momento no consigue noticias de su paradero. Dice que ningún delito ha cometido y en ninguna actividad ilícita ha participado”. El juez se comunicó con la Policía para pedir informes. La respuesta fue que “Aguirre no está detenido”.
En la madrugada del 16 de diciembre se encontró un cuerpo en la zona de Yutu Yacu, a 15 kilómetros de Termas de Río Hondo. Ante la impactante noticia, nuestro diario envió un corresponsal. Nuestro colega relató: “constatamos que el cadáver se encontraba dentro de un pozo, de unos 2 metros. El cuerpo estaba desprovisto de pantalón, saco y zapatos; la cabeza envuelta por un lona o poncho en estado de descomposición”. La crónica informaba que un detenido informó sobre el lugar. Además se decía que las diligencias judiciales hicieron que uno de los policías detenidos confesara que “muerto el mozo se habría decidido llevarlo hasta la provincia vecina”.
Investigación judicial
Se pudo llegar hasta esa instancia gracias a la intensa acción del juez y los sindicatos, que durante aquellos días reclamaron por la aparición de Aguirre. En otra crónica de los días previos se señalaba: “llamó la atención la aparición de leyendas murales en la que se preguntaba ¿Dónde está Aguirre?, y otras referidas al mismo asunto escritas en distintos barrios de la ciudad”. Con el paso de los días, el juez consiguió nuevas detenciones de agentes. El 13 de diciembre, el oficial Gerónimo Moreno intentó escapar de Tribunales. Al ser atrapado “tuvo un ataque de nervios y dio datos claves”.
Suñen viajó a la zona con el fin “de establecer la veracidad de la confesión del policía Juan Díaz. La confesión se originó en una crisis nerviosa a consecuencia de su detención” y “Díaz fue llevado al lugar mencionado hasta señalar en forma precisa el sitio donde estaba enterrado el cadáver”.
En cuanto al lugar, nuestra crónica informaba que se encontraba a “apenas 50 metros de la ruta nacional 9”. Y agregaba que “para llegar a donde fue cavada la fosa hay que pasar un alambrado y superar algunas malezas, espinillos y otras plantas de la zona”. El cuerpo fue traído a Tucumán. En el cementerio del Norte, la esposa y el padre de Aguirre realizaron su reconocimiento.
Huelga azucarera
Entre octubre y noviembre de 1949 se desarrolló una huelga de obreros azucareros. Este movimiento no fue del agrado del gobierno nacional que intervino directamente en el conflicto imponiendo una suba salarial. A mediados de octubre Fotia y FEIA exigieron a los industriales un aumento del 100%. El pedido fue rechazado y estalló la huelga, que fue declarada ilegal por el Ministerio de Trabajo. Además, se le prohibió a la Fotia las reuniones en su sede. A fines de octubre, el Gobierno cancela la personería gremial. En noviembre, el presidente Juan Domingo Perón pone término al conflicto. Acusa a varios dirigentes gremiales de estar asociados a activistas de izquierda y dispone un aumento salarial del 60%.
El asesinato de Aguirre, que era encargado de la bolsa de trabajo del sindicato de mozos, conmocionó a los tucumanos. La Comisión Intersindical dijo: “la muerte de Aguirre, cometida en forma alevosa por personas conocidas por la opinión pública, enluta a todos los gremios del país y especialmente a los de esta provincia”. Y expresaron con dureza su repudio “hacia las autoridades policiales que provocaron o consistieron el secuestro y la muerte de un ciudadano honesto y responsable por el hecho de haber orientado sus inquietudes y aspiraciones hacia la mejor compresión y acercamiento de los trabajadores”.
El funeral fue el 17 de diciembre y contó “con la participación de representantes de la actividades de la ciudad, en especial de la clase trabajadora, el imponente cotejo que acompañó los despojos del infortunado gremialista modificó el itinerario entre el domicilio de los deudos al cementerio del Norte para dirigirse a la sede del sindicato. Allí se demandó la intervención judicial para que investigue los hechos que costaron la vida de Aguirre”. Se intentó que el cortejo avanzara hasta la plaza Independencia pero fue impedido.
Entre el momento de la desaparición y cuando se encontró el cuerpo, la situación política y gremial se vio agitada. Por esta circunstancia, los diputados y senadores (Tucumán tenía un Poder Legislativo bicameral en aquel entonces) decidieron investigar el caso. En un informe, los miembros del partido peronista expresaron que la desaparición de Aguirre, “ha conmovido a la opinión pública y lesiona la tradicional cultura de nuestro pueblo, viene siendo objeto de la más honda preocupación de parte del gobierno de la provincia”. Uno de los diputados oficialistas exigió que los presuntos acusados sean separados de sus cargos porque podían obstaculizar las investigaciones.
Llamó la atención que desde la jefatura de Policía, a ocho días de la desaparición, se señalaba que “esta Policía ha realizado diversas diligencias tendientes a localizar su paradero” sin resultados. Además “se realizaron varios allanamientos en la sede del Partido Comunista y en los domicilios de varias miembros del gremio por suponerse que Aguirre podría encontrarse oculto o retenido” en alguna sede del ese partido político. Los miembros del partido repudiaron el accionar policial en su sede.
Mientras tanto, Gelsi fue parte de las diligencias realizadas en las sedes policiales a raíz de un informe confidencial. También se efectuaron actuaciones en los cementerios de El Cochuchal y de Cevil Pozo. En ninguno de esos lugares hubo indicios del mozo desparecido cuyos restos fueron encontrados días después en Santiago del Estero.
Un sindicalista fue secuestrado y luego enterrado cerca de Las Termas. Funeral. Arrepentido